1926/2026
Es imposible que un individuo
que haya estudiado profundamente la sociedad actual
no sea comunista (V.H.)
o también cristiano.
Es imposible que un individuo
que haya estudiado profundamente el comunismo
no sea anarquista. (V.H.)
o también cristiano.”
Fragmento de Porción del Enemigo
Enrique Falcón, Poesía, Ed. Calambur, Madrid, 2013, 120 pgs.
Por mucho que busco en mis mundos
conocidos, mi pasado como alumno, las utopías literarias, el catálogo de
mis películas favoritas y otros imaginarios imposibles, no encuentro en
ellos mejor profesor de Literatura que Enrique Falcón, el autor, quien a
eso se dedica.
La obra literaria, cualquiera que sea su
estilo, formato, belleza u oportunidad, contiene un mensaje que cuando
alcanza su destino cambia algo en el receptor para que la sintonía
perdure. Es la catarsis, que siempre lleva aparejada una intromisión
purificadora en el espíritu. El riesgo con esta obra es la
transformación total, si se dejan alcanzar el corazón por sus versos.
No pretendo descubrir lo que Enrique
Falcón quiere conseguir con este libro, ni siquiera presumo yo de formar
parte del universo humano al que va destinado, pero sí puedo avisar a
quien vaya a leerlo, que espero sean todos mis amigos, de lo que en este
libro encontrarán.
El autor ha sido desde siempre un
alumno aventajado de la vida y de la literatura. Su erudición es un
esfuerzo sin límites ni prejuicios. Ha estudiado páginas admiradas por
todos y otras casi clandestinas de quienes no tuvieron más posesión que
su amor por la Literatura, y junto a ellas, también ha pasado su dedo
acusador por encima de las líneas llenas del veneno que condenó a
generaciones de inocentes, y ha sobrevivido conservando su buen juicio y
su humildad, sin que sepa yo por cuál de las dos cosas hay que darle
más mérito. Y lo sorprendente es que respeta quién dijo tal cosa y dónde
nació tal idea, hoy, en un mundo de escritores trileros e ideólogos
estafadores que se apropiarían hasta del alma del prójimo si pudieran.
Me enorgullece saber que sólo está
comprometido con organizaciones que propugnan la Justicia y la Libertad
del ser humano. Así que tiene la suerte de no tener más cargos, ni
recibir más honores que la admiración de quienes lo quieren, entre los
que, esta vez sí, me encuentro yo.
Leerán poemas que incendiarán el
espíritu en la primera lectura y junto a ellos páginas a cuyo
significado hay que llegar con el esfuerzo con se alcanza una cumbre. No
hay atajos, en la ascensión; cada piedra del camino, cada palabra,
tiene escrita en su dorso una larga lista de conocimientos, y uno siente
que cada paso le enriquece con el saber que el maestro ha reunido para
sus lectores. Él, apacible y amable, tiene el alma en guerra, y así, una
página es una trinchera y un verso un arma para defender el Amor y la
Dignidad humana tan en peligro.
Por último quiero desvelaros que los
ricos y poderosos maldicen los paraguas y los pararrayos que impiden que
gentes como Enrique Falcón se ahoguen y sucumban en las tormentas que
provocan. Porque nuestro querido profesor trabaja en una escuela de jesuitas, ese paraguas que permite que gentes como él sobrevivan en todo
el Mundo, con su mismo compromiso con la verdad y su preferencia por
los pobres.