Militancia Poética:
UTOPÍA
Nuestros libros deberían mostrar
que somos capaces de ser otra cosa,
deberían ser como espejos en los que reconocernos,
deberíamos escribir libros que no nos negaran,
que no nos ocultaran, ni nos confundieran;
y nosotros deberíamos creer en ellos
lo mismo que creemos
que construyendo organizaciones sociales,
grupos de afinidad, ateneos y radios libertarios,
cooperativas, escuelas y editoriales libres
estamos dando pasitos hacia la revolución,
y luego continuar apenas existiendo,
persistiendo en nuestro hacer,
un tanto, algo, apenas,
mientras las grietas que no paran de ensancharse
también comienzan a hacerse visibles
para los otros
y empezamos a quebrar la dispersión y el exilio.
El día en que todos seamos capaces de vernos
nos vamos a partir de risa,
vamos a ver lo fácil que era fugarse
al mundo que habíamos soñado,
pero para eso necesitamos una visión colectiva,
y son muy pocos los que creen en ella,
pero deja que la gente,
sacudiéndose su desposesión actual,
encuentre su vida,
espera a que se pierdan definitivamente
en el capitalismo,
que todas sus mentiras
terminan por estallarles en la cara,
espera a que reconozcan que nuestra casa común
no es el capitalismo sino los demás,
que vean que los demás
son nuestra única pertenencia,
nuestro único lugar, espera
y actúa.
>>Antonio Orihuela: La guerra tranquila.
SOLAMENTE AQUÍ
en este poema
(creo)
dos hombres con todas sus fuerzas
abordan la calle
con ellas el tiempo y sus sombras
un rato después
sucede lo menos tremendo:
los ricos de pronto retiran su brazo
la guardia de asalto se para a escuchar
y hay gente en las plazas creyendo
(con todas sus fuerzas)
las cosas que pasan
en este poema.
>>Enrique Falcón: Porción del enemigo.