escribo poemas a dos metros del
apocalipsis
–un
día anular –con
una hoz de tierra
en las postrimerías de mi tiempo
de mi mundo de esta edad
sin uñas
escribo poemas,
anillado al amor como un niño
amansado.
juan me acompaña y hay luz en sus
ojos
la misma luz exacta que no vimos
entonces
yo escribo poemas él no suelta
mi mano
la tierra se ha apartado
–instintivamente
un poco más abajo las historias
ya han sido todas relatadas:
los profetas buscan agua
recogen pronto sus agujas
se aprietan en los patios a esperar
el fin de esta tormenta
mi hijo (que ha apretado mi mano)
pregunta si ¿ahora?
yo le digo que nunca,
en el curso de la historia del
hombre,
había sido más lícito escribir
un poema
(la tierra ha respirado y
en todos sus termómetros se acunan
los erizos –
los francotiradores han dejado sus
puestos
y en ellos ya no quedan sino piel y
colillas)
todo el mundo sabe,
todo el mundo espera
finalmente no hubo el agua que
anunciaron los augurios,
el agua que devasta autopistas y
campos:
sino agua de los tronchacadáveres,
agua nuestra y lisa de mis
antepasados,
agua para el fin de los días, para
el rezo en los colchones
cercados de plegarias
las historias, en efecto,
finalmente han sido ya contadas:
solo yo escribo poemas, en las
postrimerías del tiempo,
empuñando una hoz que se hinca en
la tierra.
mi otra mano en mi hijo
tiembla con la edad que aguardan
los hombres
y no hay muerto que hoy no tenga su
muerto apretado,
ni su duda de arista, ni su alivio
inasible
la tierra, más abajo, se achicó
sin sorpresas –
hace ya más de dos horas que
callaron las ciudades:
el pan con levadura ha quedado
colmado
y en poco más de un rato saldrán
de los colegios
(de todos los solares) (de todos
sus arcones)
los niños derramando su empeño de
cinturas
todo el mundo lo sabe,
todo el mundo lo espera
mientras tanto contesto
(delante de una mano que conduce a
mi hijo)
que nunca como ahora
fue más lícito escribir un poema:
este
poema
que hinco en la tierra, empuñando
una hoz.
: sí, yo escribo todo esto
a dos metros
contados del apocalipsis
–un
día anular –con
una hoz de tierra:
juan (que me acompaña) ha
soltado mi mano
y unidos en la dicha,
contemplamos sobre el curso del
agua
(juntos) (para siempre)
el fin y la caída
del Capitalismo.
Recitado por Ana Pérez Cañamares.
Aleatorio (Madrid, 30 de mayo de 2018):